Una Parroquia vicentina
Discípulos y amigos de Jesús…
De entre los bautizados, Jesús, porque El quiere y a los que quiere, como hizo con los apóstoles, y puede hacerlo con vos, ha ido llamando a cada uno de los misioneros, sus amigos, y para hacerlos sus enviados. ¿Enviados a quiénes?
A los pobres…
El misionero vicentino “se propone conformarse con Jesucristo, en su comportamiento, en sus tareas y en sus fines”. “Cristo, el Señor, cuando vino al mundo escogió como principal tarea la de asistir y servir a los pobres”. El misionero vicentino se hace misionero para ir a evangelizar a los pobres de palabra y de obra. Continuadores de la Misión de Cristo Evangelizador de los Pobres.
El misionero vicentino es dichoso de continuar la Misión de Cristo “Evangelizador de los pobres” y, como El, tiene un cuidado especial por encarnarse en toda raza, pueblo, cultura, situación. Asume todo lo que hay de bueno en el mundo y en los pobres para llevarles el mensaje salvador de Jesucristo. Se esfuerza, en su manera de vivir, por ser hombre de su tiempo: se compromete con las realidades económicas, culturales y sociales porque está al servicio de todo hombre en fidelidad a Jesús. Para responder a las necesidades reales del momento, presta atención especial a los signos de los tiempos y trata de conocer verdaderamente los problemas de los hombres, particularmente de los pobres.
Jesucristo, Regla de la Misión…
El misionero vicentino no solo quiere realizar la tarea de Cristo, evangelizador de los pobres, sino que quiere realizarla como Él la realizó. Por eso asume vivir como Cristo en estado de castidad, pobreza y obediencia; cultiva en su corazón los mismos sentimientos de Cristo: de amor al Padre y de entrega a los hermanos, a los pobres; trata de irradiar en todo lo que vive y hace con sencillez, humildad, mansedumbre, sacrificio, y celo por el bien y la salvación de los demás.
Como amigos que se quieren bien…
Cristo vivió su misión formando comunidad con los apóstoles. Así, en comunidad y desde la comunidad, vive el Misionero vicentino su misión de evangelizar a los pobres.
Vivir en comunidad es vivir juntos “como amigos que se quieren bien en el Señor”, lo que requiere de cada uno un gran sentido de responsabilidad que es apertura a los otros y olvido de sí mismo; una actitud de servir y no ser servido; una vivencia de caridad que es paciente, servicial, que no busca interés, que todo lo perdona y nunca se cansa.